PLAZA PORTICADA (SANTANDER)

 

 

La Plaza porticada tiene un trazado regular con soportales que recogen una planta y huecos del semisótano y tres plantas más con buhardillas.

 

Situada a orillas del mar Cantábrico en la costa Norte de la bahía a la que da su nombre, Santander, capital de Cantabria, se extiende por las vertientes de una colina alargada que finaliza en la península de la Magdalena: donde hoy se asienta un barrio residencial con jardines, casino y club de polo, y el palacio de la Magdalena en su extremo, edificado entre 1908 y 1912, de estilo entre francés y escocés, según proyecto de Bringas y Riancho, que fue regalado por Santander a don Alfonso de Borbón y sede actual de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
 

La ciudad, de origen medieval, se formó en torno a la iglesia de San Andrés, junto a un brazo de mar que abrigaba el antiguo puerto y estaba integrada por una población marinera.

 

El territorio pertenecía al monasterio de San Emeterio, (patrón de la ciudad y cuyo cráneo se conserva encerrado en una cabeza de plata que figura en el blasón de la capital y de la región) fundado por Alfonso el Casto.
 

Fue Alfonso VIII en 1187, dentro de su labor de repoblación del litoral cántabro, quien otorga el “fuero de Santander” a sus pobladores y la villa al abad de su colegiata.
 

Detalle de uno de los arcos de medio punto que facilitan el acceso a la plaza.

 

Es en esta época cuando el abad Domínguez Medina, canciller del rey Fernando “El Santo”, comienza la construcción de la catedral gótica que todavía conserva, aunque con sucesivas ampliaciones y reformas como los ábsides poligonales, del siglo XVIII, que rematan las tres naves cubiertas con sencillas bóvedas de crucería, y que guarda en su interior el sepulcro de Menéndez y Pelayo, obra de Victorio Macho.

 

Espacio porticado donde destacan los edificios de la Delegación de Hacienda de 1945


 

Posteriores reyes, confirman este fuero y aumentan sus privilegios, como Alfonso X que eximió a los santanderinos del diezmo sobre el vino de sus cosechas.
Entonces, las murallas que delimitaban el breve perímetro urbano, iban desde el castillo y la abadía, por el Arcillero y la rúa de la Sal, a la actual calle del Cubo, y desde allí, por delante del actual Ayuntamiento, hasta la rúa Mayor. El resto, por la parte del mar, eran playas donde los pescadores varaban las barcas ante sus casas.
 

Durante el siglo XIV, Santander se convierte en el impulsor de la marina de guerra castellana, y a pesar de las epidemias del siglo XV que redujeron drásticamente su población, en el siglo XVII la expansión de la ciudad hizo necesario Salir del núcleo inicial amurallado.

 

En 1755, Fernando VI, concede a Santander el título de ciudad, lo que unido a la creación de la nueva carretera que une la villa con Madrid, favorece su expansión.
 

 

 

 

 

 

La plaza porticada recoge el antiguo diseño de embocadura de calles bajo pasadizos en todas sus fachadas.

 

Surgen entonces los primeros proyectos de ampliación de la ciudad y mejoras del puerto, prevaleciendo la de Agustín de Celosía, que proyecta la expansión hacia oriente sobre terrenos ganados al mar, con una ordenación regular a partir de un espacio trapezoidal; una plaza interior soportalada, otra abierta a los muelles y otra de planta semicircular conectada a amplias calles laterales.
 

En 1794, se suspenden los trabajos y se reanudan en 1822, pero con importantes modificaciones a cargo de Pérez de Rozas: diseña un mercado cubierto donde se había proyectado la plaza porticada, sustituye la abierta al muelle por otra interior (la de Pombo) y levanta la iglesia de Santa Lucía en la semicircular.

 

Su construcción fue entendida como la de una plaza mayor en sentido tradicional


La Plaza de Pombo, que ha tenido muchos nombres, según la tendencia política del momento: del Rey, de la Constitución, de José Antonio Primo de Rivera; debe su actual nombre al palacio allí construido por el indiano naviero Pombo.
 

En 1941 el núcleo antiguo de la ciudad quedó asolado por un incendio, lo que obligó a una reconstrucción que no tuvo en cuenta los trazados anteriores. Se consolida una nueva plaza, la Plaza Porticada, junto al muelle en los terrenos inmediatos a la vieja plaza del mercado, comunicados por el actual paseo de Pereda.
La plaza recoge el antiguo diseño de embocadura de calles bajo pasadizos en todas las fachadas, aunque abierta hacia el paseo de Pereda. Tiene un trazado regular, con soportales que recogen una planta y huecos del semisótano, y tres plantas más con buhardillas, fachadas con falsos frentes de chapado en piedra y balcones corridos e independientes.

 

Es una falsa plaza mayor en sentido tradicional, ya que su creación es exclusivamente como centro de servicios administrativos, y este uso institucional de sus edificios le ha privado de otras funciones primordiales en las plazas tradicionales.

 

Entre sus utilidades sobresale, la de haber albergado durante tres decenios el Festival Internacional de Santander, cuando precisamente éste, alcanzó sus cimas más altas; hoy esta función la desempaña el Teatro de Festivales.
 

 

 

 

 

 

 

Vista general desde uno de los ángulos de la plaza, con el edificio de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad al fondo

 

Destacan en la plaza los edificios de la Delegación de Hacienda (construido en 1945) y el posterior de la Caja de Ahorros, sobre el solar destinado al Ayuntamiento, ocupando así este edificio un lugar preferente y un protagonismo que no le corresponde.
 

El Ayuntamiento de Santander, de arquitectura emperifollada y ecléctica, propia de finales del siglo XIX, está ubicado en la plaza de la Esperanza, bulliciosa y pintoresca por el mercado del mismo nombre instalado en ella, escenario de una feria semanal y del mercadillo gitano de retales y gangas. La Iglesia de San Francisco, con su fachada neoclásica, preside la plaza.
 

Justo al lado de la Plaza Porticada, hallamos la plazuela del Príncipe también llamada del Progreso, limitada a un lado por la barrera del muelle y desde donde arranca una cuesta coronada por la esbelta torre de la iglesia neogótica del Sagrado Corazón o de los Jesuitas.
 

 

 

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