PLAZA MAYOR TRUJILLO (CÁCERES)

 

La Plaza Mayor de Trujillo de trazado irregular presenta edificios populares alternándose con bellas mansiones señoriales.

 

Tierra de grandes conquistadores del Nuevo Mundo, como Pizarro y Orellana, Trujillo se pierde en la oscuridad de los tiempos. Al parecer, ya estuvo poblada durante la prehistoria y en cuanto a su origen romano, surgen varias voces, algunas de las cuales, indican que fue el propio Julio César su fundador, y que su nombre sería el de “Turris Juliae” mientras que otros, la mayoría, consideran que el nombre más antiguo fue el de “Turgalium”, que en las viejas lenguas ibéricas significaban “escaso de agua” o “sin agua”.
Hasta la dominación árabe Trujillo no tenía fuerza propia. Constituyó una plaza estratégica, en la que residieron las tribus berberiscas de los Nafza hasta que en 1186, el rey de Castilla, Alfonso VIII, después de conquistar Plasencia, entra en la ciudad de Trujillo. Posteriormente, esta plaza volvió a caer en manos de los musulmanes hasta que las Órdenes Militares consiguieron arrancársela, durante el siglo XIII.

Con la llegada de los Reyes Católicos y tras la unidad de los reinos de España en la nueva monarquía de Fernando e Isabel, Trujillo decae como plaza de algunos de los más importantes conquistadores del Nuevo Mundo, que partían a la conquista de El Dorado, en busca de oro y aventuras.

Éste fue el caso de Francisco Pizarro, hijo ilegítimo de un personaje de la alta nobleza que llegó a conquistar el Perú.
 

El gran intelectual español Miguel Unamuno llegó a escribir de esta ciudad:
“Trujillo, la cuna de los Pizarro, la patria de los conquistadores”.
 

Por lo que respecta a la ciudad de Trujillo en sí, se divide en dos zonas claramente diferenciadas, aunque unidas. Una es la parte denominada como “La Villa” y es la más antigua y elevada del conjunto.

Ocupa un perímetro irregular y alargado sobre la pequeña meseta que corona el cerro. Dominándola, se encuentra el castillo, del que parten las murallas que la cercan.
 

 

 

Estatua ecuestre del conquistador Francisco Pizarro de bronce fundido, obra del escultor Carlos Rumsey.

 

La otra zona de la denominada “La Ciudad” o extramuros y fue el resultado del enriquecimiento y esplendor que conoció Trujillo, a raíz de la conquista del continente americano. Fue a partir de los siglos XV y XVI cuando comenzó a formarse el verdadero centro urbano en torno a la Plaza Mayor, que era la antesala de “La Villa”.
 

Esta plaza es, sin lugar a dudas, el espacio que mejor refleja la gloriosa historia de la ciudad.

Levantada en lo que otro tiempo fue de arrabales, desde finales del siglo XV se fue convirtiendo en el nuevo centro urbano.

La Plaza Mayor de Trujillo es irregular y se encuentra rodeada de soportales que tienen su origen, como otras castellanas o extremeñas, en el tradicional lugar de mercado.
 

Sus soportales recibían los nombres de los productos que en ellos se comerciaban como Portal del Pan, de la Verdura de la Carne o del Paño.

La plaza fue, también, escenario de juegos de cañas, toros, procesiones, autos sacramentales y Concejos abiertos a son de campana.
 

 

 

 

 

Los soportales que rodean la plaza recibían los nombres de los productos que en ellos se vendían como “Portal del Paño”, de la Verdura, del Pan o de la Carne
 

Las casas, blanqueadas, son porticadas con arcos más o menos semicirculares que se apoyan en columnas y pilares. Sólo se interrumpen por la presencia de las mansiones berroqueñas. En muy pocas ocasiones podemos encontrar una plaza, como ésta, con tan elevado número de casas singulares y señoriales.
 

El irracionalismo urbanístico español, de profunda raigambre medieval, ha dejado una de sus mejores muestras en este soberbio espacio que es la Plaza Mayor de Trujillo. Esta irregularidad encuentra su mayor expresión en la estatua ecuestre dedicada al Conquistador del Perú.

El monumento es obra del escultor norteamericano Carlos Rumsey, que la donó a Trujillo, al igual que su gemelo a la ciudad de Lima, del mismo nombre. La estatua de Francisco Pizarro, fundida en bronce sobre pedestal de granito, está colocada, de manera descentrada, en uno de los laterales de esta irregular plaza.
 

Junto a este monumento ecuestre, presiden la plaza interesantes casas como el Palacio de La Conquista, levantado por Hernando Pizarro, hermano del Conquistador del Perú, y se trata de la mansión más suntuosa de cuantas se crearon en esta población cacereña.

De este estilo plateresco, con cuatro plantas, ventanas enrejadas y remates superiores de estatuas que representan los doce meses del año. La fachada ofrece un magnífico balcón de esquina que descansa en una elegante pilastra, rematada por un escudo de los Pizarro.

El balcón está flanqueado por dos pares de columnas abalaustradas y armadas con acantos y guirnaldas; en los intercolumnios aparecen los bustos de Francisco Pizarro, Hernando Pizarro y Francisco Yupanqui.
Otro de los Palacios que podemos contemplar en dicha plaza, es el Palacio Ducal de los Vargas Carvajal, condes del Puerto y duques de San Carlos.

El edificio es del siglo XVII, con arquería en la fachada lateral y chimeneas de traza morisca.

El interior, de proporciones grandiosas, consta de cuatro plantas, aunque en el exterior sólo pueden apreciar tres.

Destaca su balcón esquinero sobre el que hay un enorme escudo con águila bicéfala. Este balcón es menos abarrocado que el del Palacio de la Conquista.
 

En el lado norte de la Plaza Mayor se conserva uno de los más viejos edificios. “La Torre del Alfiler”, que forma parte de la llamada, “Casa de la Cadena”.

Pertenecía originariamente a la Casa fuerte de los Chaves Orellana y fue construida para Juan Chaves a finales del siglo XV.

Es una sencilla torre cuadrada de mampostería y sillares en los ángulos.

Las ventanas góticas se distribuyen irregularmente y van enmarcadas en alfiz, que como la cornisa se decora con bolas.

El nombre le viene de la cadena que cuelga de la puerta, símbolo de que en esta mansión pernoctó Felipe II en 1583.
 

 

 

 

palacio de la conquista

La casa señorial de los Chaves Cárdenas, también en el oeste de la Plaza Mayor de Trujillo, es también conocida como “Casa del Peso Real” y fue construida dentro del primer cuarto del siglo XVI; de esta época es su fachada de sillería con ventanas góticas y la espléndida portada flanqueada por columnas torsas rematadas en pináculos. Colindando se encuentran las antiguas Casas Consistoriales, de la primera mitad del siglo XVI; su fachada es porticada con dos galerías superiores abiertas bajo arcos rebajados.
 

En el lado este de la plaza queda el Palacio de los Marqueses de Piedras-Albas, en el llamado “Portal del Pan”. Es una sencilla casa señorial del siglo XVI, con soportales y bella logia bajo arcos escarzanos, que descansan en columnas de fuste monolítico; a los lados, ventanas con típicas rejas y escudos de los Suárez de Toledo y Orellana.
Finalmente, sólo queda citar la Iglesia de San Martín, que se encuentra en uno de los laterales de la plaza, próxima a la estatua ecuestre de Francisco Pizarro, realizada en 1927. La parroquia es de estilo gótico, comenzada en el siglo XIV y finalizada en el XVI, tiene dos portadas, una gótica y otra renacentista.

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