PLAZA MAYOR O DEL MERCADO CHICO (ÁVILA)

La Plaza Mayor de Ávila pertenece a las denominadas plazas programadas. Las sucesivas reformas de su proyecto original y la falta de presupuesto municipal convirtieron esta plaza en una de las más reducidas de España.

 


 

Situada en el Valle del Adaja, Ávila fue una localidad celtíbera y romana, dominada por los árabes desde el 714.

Fue a partir de esta fecha cuando las tierras abulenses se convirtieron en campos de batallas entre musulmanes y cristianos (la capital pasó siete veces de un dominio a otro), lo que determinó su despoblación.

 

Cuando el monarca cristiano Alfonso VI conquistó definitivamente Ávila, mandó a su yerno Ramón de Borgoña el encargo de repoblarla (1088 – 1099) y, por tanto, hubo que llamar a gentes del norte (asturianos, gallegos y leoneses) para que repoblaran la zona.

 

En esta tierra, encrucijadas de caminos que provenían de zonas limítrofes, se formó un pequeño centro mercantil donde se intercambiaban los escasos productos y mercaderías los habitantes de un suelo que apenas producía.
 

 

 

 

Con la construcción de la Casa Consistorial, a mediados del siglo XVI, la Plaza del Mercado Chico adquirió una importancia definitiva
 

 

En el siglo XI, por disposición real, se establecían dos mercados semanales. Uno llamado Mercado Chico, futura Plaza Mayor y el otro, en las afueras del núcleo urbano, denominado Mercado Grande.

Cuando se levantaron las murallas de Ávila (1090 – 1199).

Que han significado el más complejo y antiguo recinto amurallado del medievo español, el Mercado Chico quedó dentro de la zona amurallada y el Mercado Grande extramuros.
 

El Mercado Chico, situado al lado del coso del Templo de San Juan, comenzó a utilizarse como escenario urbano y fue el originario espacio abierto que, a lo largo del tiempo, sirvió de marco para albergar La Plaza Mayor.

Durante el siglo XIII, tenemos noticias de que las asambleas del importante Concejo como era el de Ávila, se reunían dentro de la iglesia de San Juan, por carecer de edificio propio, al lado del Mercado Chico donde se vendían los paños fabricados por los abulenses.

 

 

 

 

Dado que sus orígenes fueron los de una mera plaza del mercado, a la hora de su proyección como Plaza Mayor, se hizo necesaria la creación de casas porticadas cuyas plantas bajas servirían para el mercantilismo
 

La pequeña actividad industrial, se produjo un siglo más tarde, contribuyó a incrementar el tráfico mercantil del Mercado Chico, que comenzó a tener una gran importancia en los alrededores.
 

Estos hechos constituyeron los albores necesarios para que cuando llegara la Reina Isabel La Católica confirmara los privilegios de los abulenses y se estableciera el cerramiento de La Plaza del Mercado Chico, donde se corrían toros y vendían mercaderías.

Por esta época, finales del siglo XV, se trataba de construir el edificio del Concejo, que todavía se seguía reuniendo en la parroquia de San Juan
 

La actividad comercial de Ávila había adquirido relevancia a finales del siglo XV que los Reyes Católicos concedieron a la ciudad el establecimiento de un mercado franco todos los viernes del año.

La feria se celebraría alternativamente en el Mercado Chico y en el Mercado Grande.
 

 

 

 

 

 

Fueron necesarios que pasaran cuatrocientos años, desde el siglo XIX, para que los abulenses pudieran ver concluido el proyecto de su Plaza Mayor

 

Entretanto, en 1509 el Concejo había adquirido una serie de casas y puestos del Mercado Chico para construir en el lugar, el edificio del Ayuntamiento.

A mediados del siglo XVI la Casa Consistorial ya estaba finalizada quedando construida en una parte de los lados que limitaban el espacio del Mercado Chico, situado hacia el mediodía.

La fachada opuesta estaba constituida por la iglesia de San Juan, donde fue bautizada Santa Teresa y en cuya cara exterior existen dos balcones blasonados para presenciar los festejos que se celebraban en el Mercado Chico.

Los otros dos lados de la plaza estaban formados por casas porticadas, cuyas plantas bajas servían para la venta mientras que los pisos superiores estaban dedicados a viviendas o posadas.

Cuando el Emperador Carlos V entró en Ávila en 1534, el cortejo de recibimiento partió de La Plaza del Mercado Chico y fue, también, en esta plaza donde a su majestad se les agasajó con todo tipo de fiestas y festejos taurinos. Una de estas corridas fue reflejada por el pintor flamenco Juan Cornelio Vermayen en un dibujo, propiedad del académico Menéndez Pidal. Se trata de la representación más antigua conocida de una corrida de toros.

El Concejo de Ávila dispuso, a finales del siglo XV, que el Mercado Chico era plaza pública y por tanto, podía disponer por entero de ella al servicio de la ciudad.

Tanto fue así, que los actos reales y demás actividades locales tenían se sede en este lugar.

De hecho, el Mercado Chico sirvió de marco en las proclamaciones de los reyes Fernando VI y Carlos III, celebradas con gran solemnidad y con gran asistencia del vecindario.

Ya avanzado el siglo XVIII, el Concejo abulense mantuvo importantes disputas con la iglesia de San Juan por la propiedad de unos terrenos que ocupaba la plaza y que la parroquia defendía como suyos, alegando que eran de sagrado.
 

A través de los siglos, los dos mercados de Ávila, tanto el Mercado Chico como el Mercado Grande, habían dejado de ser meros centros comerciales para convertirse en lugares de reunión de los habitantes de la ciudad y para celebrar en ellos los festejos y otro tipo de eventos del pueblo.

 

 

 

 

Detalle de una puerta de aspecto rústico, propia de la época
 

Pero gracias a la situación geográfica, el Mercado Chico evolucionó más rápidamente, por hallarse en medio del núcleo urbano abulense y, además, dentro del recinto amurallado que se había levantado en el medievo mientras que en el caso del Mercado Grande, esto no fue así, ya que se encontraba a las afueras de la villa y más allá del muro que protegía la ciudad.
 

Finalmente lo que influyó para que el Mercado Chico se convirtiera en Plaza Mayor de Ávila fue el hecho que el Concejo instalase allí su edificio aunque La Plaza del Mercado Chico no ofrecía un buen aspecto debido a la irregularidad de su planta y a las modestas y mal construidas edificaciones. Ante esto, el Ayuntamiento abulense decidió iniciar un proyecto para convertir aquella zona en “una plaza de regulares dimensiones y decorosa arquitectura”

vista parcial de la plaza
 

El Concejo de Castilla se ocupa de proporcionar los planos para regularizar La Plaza del Mercado Chico que entregó al arquitecto Ventura Rodríguez.

Este ilustre personaje, uno de los más afamados de la arquitectura de la época, aunque llegó a finalizar el proyecto de reforma y reedificación de la plaza no pudo comenzar las obras ya que falleció en 1785, doce años después de haber firmado su proyecto para La Plaza Mayor de Ávila.
 

Después de transcurridos más de veinte años desde que Ventura Rodríguez proyectara La Plaza Mayor de Ávila, el Concejo abulense volvió a preocuparse de regularizar el Mercado Chico y se nombró a un nuevo arquitecto, Juan Antonio Cuervo.

El arquitecto municipal ante la grandiosidad del proyecto que había dejado Ventura Rodríguez, redujo las proporciones en planta y cambió el concepto de la plaza manteniendo las viviendas alrededor de su entorno.
 

 

 


 

Aspecto de una de las calles vista desde la plaza

 

Para ello conservó, como en el original proyecto de Ventura Rodríguez, la planta baja porticada, una primera con balconaje corrido y otra segunda con balcones en cada uno de los huecos.

El nuevo arquitecto municipal, Juan Antonio Cuervo, que contó con el visto bueno del Concejo, volvió a la idea tradicional de Plaza Mayor pero sólo consiguió ver construida la fachada Oeste.

Hacia finales del siglo XVIII, se sabe que el Concejo inicio un expediente que remitió al Concejo de Castilla para la aprobación de la remodelación de las casas de una de las fachadas de la plaza, debido a su estado ruinoso.

Ante la urgencia de realizar estas obras, el Concejo de Ávila apremió a sus propietarios dada su obligación de reedificar las casas.
 

Pero la invasión de los franceses, a principios del siglo XIX, hizo que el Concejo abulense determinara que en las arcas municipales no había dinero suficiente como para sufragar las obras de la Plaza Mayor por lo que quedaron paralizadas durante más de treinta años hasta 1831.

 

 

 

 

 

 

 

perspectiva de un soportal de la plaza

Por aquellas fechas se decidió, también, la ampliación de la Casa Consistorial. Fue en 1860 cuando comienza la definitiva construcción del Ayuntamiento de Ávila y La Plaza del Mercado Chico queda cerrada en su lado norte, con un edificio isabelino.
 

Cuando llega el siglo XX, el municipio vuelve a intentar la finalización de la plaza iniciada a mediados del siglo XVIII. Sólo faltaba ya que su espacio era escaso y colindaba con la iglesia parroquial de San Juan.

Pero el Concejo siguió encontrando dificultades como la falta de patrimonio municipal y la oposición por parte del párroco de San Juan, por lo que se desistió, definitivamente, del propósito de cerramiento de La Plaza Mayor de Ávila.

Por tanto, La Plaza del Mercado Chico o Plaza Mayor quedó inacabada y es una de las plantas más reducidas entre las “proyectadas” españolas: su planta encierra una superficie de mil novecientos sesenta metros.

De haber seguido con el proyecto inicial de la Plaza, creado por Ventura Rodríguez, ésta hubiera sido una auténtica gran plaza para diversiones públicas, única en España, tanto por su extenso espacio libre como por su inédita concepción.

 

 

 

 

 

 

murallas con arcadas en el interior de la plaza

 

Pero ante la falta de economía municipal y los sucesivos recortes que sufrió la plaza en los siguientes proyectos, se convirtió en la de menor superficie entre los españoles.

PINCHA EN LA FLECHA PARA VOLVER ATRÁS